Un hecho científicamente comprobado es que nuestro cerebro puede almacenar la información contenida en 10 millones de libros, sin embargo, lograr una comprensión eficaz y duradera suele ser un proceso complicado.
Así, la pregunta de cómo aprender a estudiar es la interrogante más importante de muchos estudiantes y profesionales.
Pero, la capacidad de adquirir, procesar y retener nueva información es un proceso que depende del tipo de memoria que posees, las técnicas de estudios que apliques y la disciplina que apliques en cumplir estas últimas.
Por eso, hoy te explicamos la forma más eficiente para aprender a estudiar, aplicando las mejores técnicas de estudio.
Elige un entorno adecuado
Antes de iniciar ese tiempo de estudio es necesario que selecciones un espacio adecuado a tus necesidades durante ese tiempo.
Para ello, busca un lugar limpio y ordenado, donde tengas a tu disposición buena luz para efectuar la lectura. Y que puedas buscar y manipular fácilmente lo que necesites para estudiar (lápiz, libretas, resaltadores, marcadores, borrador, entre otros).
Además, un aspecto de gran impacto en tu lugar de estudio, es que este sitio sea alejado de cualquier distracción sonora o visual. Para que puedas concentrarte y enfocarte tu atención en el proceso de comprensión de información.
Realiza una lectura rápida
Una vez estés en un entorno adecuado, puedes iniciar tu jornada de estudio con la famosa “lectura rápida”.
Allí, debes seleccionar todo el texto que quieras aprender en dicho día, y leerlo por completo de manera rápida, pero absorbiendo cada palabra.
Puedes, repetir este proceso alrededor de dos veces, pero ¿para qué? Al realizar análisis inicial rápido del tema, el cerebro es obligado a conocer la información y adaptarse a los nuevos términos.
De esta manera, al aplicar técnicas de estudio el cerebro ya posee una información previa del tema y puede ejecutar y procesar mejor el nuevo tema.
Enfócate en lo más relevante
Seguramente al leer por segunda vez tu tema de estudio notarás que existen secciones más importantes que otras, es decir tu cerebro con base a lo previamente aprendido dará predominancia a cierta información antes que otra según tu experiencia de estudio.
De esta manera, podrás discernir entre la información que deba ser retenida y aquella que no es notablemente indispensable para el tema.
Utiliza técnicas de estudio
Aplicar técnicas de estudio y de memorización es un punto clave para asimilar y retener la información de forma casi perfecta.
Así, como ya has identificado la información de mayor importancia según el tema de estudio, puedes implementar alguna de las siguientes opciones:
- Destaca lo más importante con un subrayador o marcador resaltador
- Realiza y jerarquiza mapas mentales del tema
- Escribe fichas de estudio con preguntas y repuestas del tema, o en su caso con ejercicios prácticos
- Investiga o crea mnemotécnicas de estudio con información que sea difícil de recordar, muy extensa o complicada de pronunciar
- Sintetiza la información en un resumen con tus propias palabras
Recuerda que aplicar una o más de estas técnicas de estudio no solo te facilita la compresión, sino también la memorización a corto plazo.
Incluso, si eres una persona con un aprendizaje más visual que auditivo, puedes crear dibujos o clasificar los subrayadores con un orden de importancia para ti.
Organiza ciclos de estudios diarios
Es importante mencionar que al igual que cualquier otra parte de cuerpo, el cerebro presenta cansancio y fases de estrés, por eso es necesario que realices un cronograma de estudio.
En este debes establecer el mejor horario (según tus actividades), y organizar sesiones de 35 a 40 minutos, con intervalos de descanso.
Por su parte, el número y frecuencia de sesión de estudio durante el día dependerá exclusivamente de tu estado de concentración y necesidad académica.
Sin embargo, recuerda que es mejor aplicar sesiones diarias de estudio de forma regular, que extender una sesión a 4 y 5 horas continuas por terminar el tema a último momento.
Ya que, esto no ayudará a fijar eficientemente la información o en el peor de los casos no lograrás recordar nada útil.
Práctica lo aprendido
Por último, pero no menos importante recuerda que para educar y disciplinar tu capacidad de retención de información, es necesario repasar lo aprendido cada cierto tiempo.
Por ejemplo, luego de estar seguro de recordar el tema puedas organizar una sesión de estudio con tus compañeros y repasar conceptos y ejemplos con ellos.
Al contrario, puedes agregar en tu cronograma de estudio la frecuencia con la cual releer información previamente asimilada, pudiendo variar en días, semanas o incluso meses.
Con esto obligarás a tu cerebro a recordar con mayor facilidad y vencerás la curva del olvido, y lograrás manejar la información en un 100%.